miércoles, 24 de octubre de 2012

IGUALDAD DE OPORTUNIDADES

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                                                bartolinas.blogspot.com


El Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades (PIO) fue aprobado mediante Decreto Supremo N° 29850, en diciembre de 2008; establece los lineamientos generales para aplicar políticas públicas con igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, a partir de seis ejes de acción: 1). Eje Económico, Productivo y Laboral. 2.) Eje Educación. 3). Eje Salud. 4). Eje Violencia en razón de género. 5.) Eje Ciudadanía y Participación Política. 6). Eje: Fortalecimiento Institucional.

El Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades, no contempla mucho lo que es interculturalidad, no se encuentran elementos específicos, eso ha venido después y dentro de lo que es el Viceministerio de Igualdad de Oportunidades (VIO) Ministerio de Justicia se le ha tratado de dar una visión, una orientación de la interculturalidad sobre todo al eje que tiene que ver a con la lucha contra la violencia, pero en sí, la participación de las mujeres en la justicia indígena o comunitaria se ha quedado en una investigación propiciada por lo que era UNIFEM, hoy ONU – Mujeres, que no se la ha concluido, se ha quedado como un diagnostico de cuál es la participación de la mujer en el ejercicio de la justicia comunitaria y lo rico de esta investigación ha sido que se ha hecho diferenciando tres zonas, por un lado está la zona Andina que contempla lo que son los aymaras, quechuas y afro descendientes, la zona Amazónica con más de treinta pueblos donde están yuracarés, chimanes, sirionós, guarayos, tacanas  etc.,  y la zona del Chaco que contempla fundamentalmente ayoreos, guaraníes, wenayeks y otros. Este diagnóstico identificó cuál es la participación de la mujer en el ejercicio de justicia indígena originaria. La segunda parte tenía que ser una investigación con las lideresas, con las asambleas, con las instancias de la comunidad, pero hasta la fecha no se ha logrado plasmar la cuestión de la participación de la mujer en la justicia comunitaria como tal, sólo existen estudios aislados y muy generales.
Es de lamentar que a las mujeres no se les dé mucho espacio en lo que es el ejercicio de la justicia comunitaria, sin embargo se puede hacer una diferenciación de lo que es la zona Andina, la Amazónica y el Chaco, uno de los pueblos más machistas en cuanto a lo que se denomina usos y costumbres y simbología que se tiene en el imaginario, es el pueblo quechua de la zona Andina, ahí se ha encontrado mucho más incidencia machista, pero si digamos lo rico de estos pueblos hablando primero de Los Andes, es que todo este sistema de lo que es el ejercicio de justicia se maneja más a través de la intervención de la familia o del padrinazgo, los padrinos son los llamados a resolver muchos de los temas que tiene que ver por ejemplo con los conflictos de pareja, porque en la mayoría de las comunidades el ejercicio de la justicia comunitaria esta mas relacionada a los problemas de límite de linderos, ese tipo de cosas, sin embargo los problemas de la pareja no son considerados como problemas para que sean tratados por las autoridades. En las tres zonas se ha encontrado que se tiene el esquema que hay una supremacía masculina sobre la femenina y que la mujer debe obedecer al varón.
Pero en el tema de conflictos en la pareja, en la cultura quechua y aymara funciona mucho esto de los padrinos, pero en los pueblos amazónicos y chaqueños, sí se ve mayor participación de la mujer, porque a partir de las primeras marchas por tierra y territorio se han ido conformando más organizaciones en defensa de los derechos, la APG la misma CIDOB, la CPIB como algo novedoso han empezado a surgir no solo las secretarías de genero sino que se percibe una fuerte participación de las mujeres.  En la parte andina como principal representante tendríamos la Organización de MujeresBartolina Sisa”,  pero haciendo una comparación en la Amazonía y  el Chaco las mujeres están mejor organizadas y con más acciones de defensa hacia las mujeres, con algunas excepciones como el pueblo ayoreo donde se nota fuertemente una actitud patriarcal extrema, incluso se dan feminicidios, éstos también se dan en Los Andes.
En la Amazonía y el Chaco en los problemas que se dan en la pareja también hay la ventaja de que interviene la familia en defensa la mujer porque, a diferencia de Los Andes donde hay una convivencia virilocal, es decir que la mujer cuando se casa va a convivir con la familia del marido, en la mayoría de los pueblos de la Amazonía y el Chaco se da una convivencia uxorilocal, que significa que la convivencia es con la familia de la mujer, esto le de una ventaja a la mujer porque la familia extendida entra a querer resolver los problemas y sale en defensa de los derechos de la mujer, y también otra de las ventajas es que la Asamblea misma o lo que se llama los Cabildos intervienen en los problemas que tienen que ver con las parejas.
En cuanto a la posición de la mujer en el ejercicio de la justicia comunitaria, es un poco forzado decir qué cosas hace la mujer, lo mejor es que ahora que ya hay organizaciones de mujeres ya están participando un poco más pero sobre todo en la regiones amazónicas con la difusión de derechos, pero en general una participación directa la mujer no tiene. Sí en la región Andina se ha dado la restitución de autoridades originarias que viene a ser lo que son mallkus y mama t´allas, pero que es lo que pasa? la mama t´alla aún se queda nomás en una situación figurativa, de acompañamiento, que hace al momento de la verdad la mama t´alla acompaña y da recomendaciones, pero quien lleva la batuta evidentemente es el varón. Lo mismo en los padrinos, las madrinas dan recomendaciones.
Respecto al acoso político se ve que lo complicado es lograr un acuerdo, un encuentro entre lo que es la justicia formal y la justicia comunitaria, hay una subsistencia de ambas justicias, que evidentemente se coordinan en muchos casos, por ejemplo en aquellos de violencia extrema o asesinatos, se denuncian y derivan a la justicia ordinaria. Pero hay otros casos que no se ven porque están ocultos. En el ejercicio de justicia comunitaria, no siempre en casos de conflicto de violencia doméstica, existen comunidades en Los Andes, en los que existe la pena de muerte para el agresor pero de esto nadie se entera, ni la prensa, nadie hace nada, no son difundidos.
Volviendo al tema del acoso político  existe la ley, pero muchos de estos casos no llegan a la justicia ordinaria, a no ser que sea un caso de asesinato, pero en el caso de acoso se quedan muchos casos sin sanción, ya que se encuentra naturalizado el acoso. Por ejemplo se tiene el caso de una mujer concejala de pollera aymara de Ancoraimes en el departamento de La Paz en 2006, que sufrió acoso político, entonces además de una violencia política constituye violencia basada en género y de discriminación cultural. Se tiene conocimiento de este hecho porque fue denunciado ante ACOBOL.
Algo en lo que se reflexionó en el Viceministerio de Igualdad de Oportunidades es que  se debería ampliar el tratamiento de violencia no sólo a lo que es violencia doméstica sino a lo que es violencia económica, violencia política, trata y tráfico y feminicidio,  plasmados es un plan macro de lucha contra la violencia pero en la práctica se ve que es necesario pero no suficiente el planteamiento de leyes y sanciones, se debería trabajar mucho en la prevención, pero que más que prevención tendríamos que trabajar en lo que yo llamo la deconstrucción de patrones culturales que están naturalizados en el imaginario, tenemos que trabajar en la deconstrucción, es decir desenredar los nudos y volver a envolver como se hace con una lana, es decir analizar donde están los problemas, ideas y actitudes que practicamos de forma automática en la cotidianidad y reconstruir concientemente representaciones y valores de igualdad, respeto, solidaridad, etc. en el imaginario para mejorar no sólo el relacionamiento entre mujeres y hombres, sino entre padres e hijos, mayores y jóvenes, etc. Esto tiene que ver desde analizar las letras de las canciones que escuchamos hasta el tema de educación no sólo formal sino campañas barriales, comunitarias, además de implementación de políticas públicas, formulación de leyes etc., si uno/a no ve como ejercicio de violencia por ejemplo no escuchar al otro, a la otra, la falta de respeto a los mayores, a los niños, etc., entonces nunca vamos a llegar a cambiar como sociedad.
Educar cada día desde lo cotidiano, concientizar a todas las clases sociales a través de diferentes instrumentos, medios masivos como alternativos, etc., la ignorancia es atrevida y cotidiana, por ejemplo los jóvenes de zonas populares son más conscientes de los derechos que los jóvenes de clases medias y altas. Lo mismo sucede entre el campo y ciudad, aún en el campo todos y todas se saludan pero en la ciudad a uno/a lo empujan o pasan cosas peores y nadie dice nada. En resumen no hay conciencia de comunidad, por tanto la tan mentada igualdad de oportunidades se está convirtiendo en un ideal a alcanzar pero aún no es una realidad ni solamente tiene que ver con el tema de género.
En el aspecto de la tenencia de tierra en la Amazonía y el Chaco, en realidad quienes son dueños del territorio son la comunidad, y claro están muy definidos los roles domésticos y los roles públicos de género, pero a la hora de tratar el género y la cultura hay que tener mucha sutileza si se quiere cambiar las relaciones de género porque la concepción cultural de los pueblos ancestrales tiene que ver con la concepción holísta de la naturaleza y cada uno cumple un rol determinado ya que se considera que todas las energías se complementan y mantienen el equilibrio del universo, por ejemplo en la pareja se considera que uno es la mitad del otro, es una cosa sumamente interesante. Entonces se debe hilar fino a la hora de velar por el ejercicio de derechos de todos y todas, y de cada uno/a para no desestructurar ese mundo simbólico que es tan rico y sobre todo el actuar como colectividad, esto no quiero decir que no se tenga que trabajar para que los roles de género se compartan pero sin romper el sentido comunitario, que no solo es la comunidad sino también la familia.
En la zona Andina sucede lo propio, está el chachawarmi que significa la complementariedad de hombre y mujer, pero en la actualidad con la penetración de la modernidad (las cosas malas de la modernidad) en las comunidades muchas veces se lo usa como pretexto para el ejercicio del machismo por parte del hombre. La complementariedad si existe en el imaginario simbólico pero ya en las actitudes cotidianas ya se ha perdido. Por eso es que es tan difícil trabajar el tema de género e interculturalidad, porque si te vas sólo con el género como ha sido visto desde occidente terminas colonizando e imponiendo, dentro de estos aspectos sí se puede dar lugar a transformaciones, sobre todo en el ejercicio de derechos de la mujer, de un mayor compartimiento entre hombres y mujeres, pero sin afectar la cuestión de la visión holista y de equilibrio en lo micro y en lo macro.
El problema en sí de la tenencia de la tierra se da más en Los Andes por el tema del minifundio, ellos dicen que el dueño de la tierra es la familia pero en términos legales el dueño o titular es el varón, entonces resulta que si es la mujer quien participa sólo lo hace en ausencia del varón como un tipo de suplencia, como la participación política está muy ligada a la tenencia de la tierra, es un impedimento de gran importancia. Aunque como aclaré antes ahora se está procurando la participación de la pareja pero aún el papel de la mujer se queda en acompañamiento, sobre todo en los acontecimientos públicos pero la última palabra en la decisión la toma el varón. Al respecto es interesante citar la siguiente observación. Antiguamente los hombres se referían a su pareja diciendo: “mi señora”, ahora generalmente dicen: “mi mujer”. Esto tanto en el área rural como en la ciudad. Ambas expresiones obviamente denotan un sentido de propiedad, pero la primera con qué respeto, en cambio la segunda, no. Esta expresión aún se mantiene en los mayores pero en las actuales generaciones se ha ido perdiendo. No se si tiene que ver con las culturas originarias o con las importadas, sin embargo se trata de otra cultura, del respeto aunque sea de palabra, lo que no quiere decir que no existan desigualdades.
Entonces en el ámbito de participación política las mujeres siguen pidiendo permiso a sus parejas para salir a la luz pública, es decir a participar. Lo que predomina en la supuesta complementariedad es esa concepción de que la mujer es un complemento del hombre, es la idea que subsiste en el mundo de lo simbólico, yo diría en todas las culturas. Si hay complementariedad es porque la mujer es el complemento del hombre pero no el hombre el complemento de la mujer, cuando se debería trabajar en construir una complementariedad recíproca.
Para finalizar, actualmente dentro de las líneas de acción del actual gobierno hablar del tema de descolonización es más factible aunque sea en el discurso, que del tema de despatriarcalización. Es que llegado el momento a los hombres, sean de derecha o de izquierda, indigenistas o mestizos, del gobierno o de la sociedad civil no les conviene aceptar la despatriarcalización, pues para ellos se trata de una  lucha de poderes, cuando debería construirse una verdadera cultura del respeto y de reciprocidad, con pleno ejercicio de derechos tanto individuales como colectivos. En definitiva, se trata de respetar las opciones.